domingo, 2 de junio de 2013

La moneda y sus dos caras

Críticas habituales a GoT

Ya dije en su momento que ‘Juego de Tronos’ va sobre gente andando. Se me olvidó decir que es genteandando mientras habla. Hablan mucho. No deja de ser un drama de intrigas políticas y familiares, pero ese tono épico con el que enfoca las tramas confunde a muchos. Se tachan los episodios de lentos, de tenermucho relleno y de apenas ofrecer grandes clímax.

Es una desgracia que muchos consideren que un conflicto o un clímax equivale a gente peleándose, gente muriendo (aunque escasez de esto no hay) y grandes secuencias épicas a juego con la mitología de Poniente. ‘Juego de Tronos’ es mucho más sutil y su verdadero valor es la cantidad de información que ofrece en susaparentemente inocentes diálogos. Son pullas que van y vienen, ironías, un mundo de subtexto y de traiciones. Mucho en palabras, sí, pero eso no resta valor ni tensión.

¿Qué hace ESE personaje AHÍ?


O también llamado el síndrome Arwen. Dícese de ese sarpullido que le sale a los más talifanes de un material adaptado a cualquier otra plataforma cuando lo nuevo difiere un ápice del original. La síntesis no es una de las cualidades de George Martin, quedó bien claro en sus 1400 páginas de ‘Tormenta de Espadas’, y la labor de losshowrunners de la serie ha sido siempre no sólo comprimir y condensar la información, sino adaptarla al lenguaje televisivo.

Han comprimido y reubicado cientos de páginas, han creado duelos de personajes de lo más estimulante, hanpotenciado la presencia de algún protagonista dando una visión más amplia de su personaje, han fusionado figuras como herramienta para focalizar más las historias… En definitiva: han hecho un trabajo de adaptación, y uno solvente, eficaz y muy fiel a la esencia. Para una versión exacta de todos los hechos, léase ‘Canción de Hielo y Fuego’.

¿Sexo? ¡UGH!


Es un hecho, HBO enseña carne. Y la enseña porque puede, pero también porque quiere. Muchas críticas ha recibido Lena Dunham por su constante desnudez en ‘Girls’. Lo mismo ha ocurrido en ‘Juego de Tronos’, donde la desnudez es más literal que figurativa, pero sigue siendo un reflejo importante de las normas sociales de Poniente, de esa relación tan primitiva con el sexo y ese papel de la mujer tan sumiso y retrógrado que eleva la importancia de Daenerys como personaje. De hecho, es un factor que Martin utiliza en los libros para perfilar carácteres. Es una crítica que podía esperar de una sociedad tan censora en este aspecto como la norteamericana, pero es un argumento que se encuentra en muchas críticas de fuera de los estados juntitos.

De hecho, fui testigo de una conversación en la que un padre afirmaba que había que quitar el sexo para que la pudiesen ver los niños (¡¿es que nadie piensa en los niños?!), pero las cabezas rodando le parecían una imagen estupenda para sus retoños; eso no importa, se ve que es de mentira, decía. En fin, que quizá algunasescenas sexuales alargan secuencias que de otra forma durarían la mitad, pero encima que intentan amenizar tanto bla bla con unas cuantas domingas, ¿os quejáis? No hay quien entienda nada.

¿Esto qué es, Dungeons & Dragons?


Criticar una serie medio fantástica porque tiene parte fantástica es como criticar ‘House’ porque en cada episodio se cura a un enfermo. Aquí entran los prejuicios de ese amplio sector de la crítica que desprecia ciertos géneros por defecto. Especialmente sangrante es el caso de aquel artículo del New York Times en el que instaban a ‘Juego de tronos’ a ampliar su público más allá del de ‘Dragones y Mazmorras’, que es la mayoría, o volver a series de lenguaje que use el diccionario de todos.

La frustración que provoca este rechazo absoluto al género crece mucho más éste caso, en el que la fantasía se limita a unos pocos elementos que construyen una base mitológica, y donde realmente recaen las tramas es en los juegos de poder, las traiciones, las disputas familiares y rencillas variadas. Como en el mejor de los dramas super_serios de personajes. Pero nada, pones un dragón o un lobo grande y les explota el cerebro. Y no olvido tampoco aquella otra crítica también del NY Times que tachaba ‘Juego de Tronos’ como ficción para hombres, que no interesaba nada a la lectora o espectadora y que HBO había intentado adaptar (y de forma condescendiente) para buscar el público femenino. Es que ni voy a entrar, que me caliento.


Qué de gente, no me entero

Esta es una crítica habitual entre aquellos que no han leído el material original, y también del New York times, ya que los he mencionado, que afirman que no tenemos neuronas suficientes para asumir todos los personajes que pululan por los escenarios de ‘Juego de Tronos’. Es curioso porque aunque sí es cierto que es una historia que, como muchas producciones de la cadena, es exigente con el espectador, no es tanto por el número de personajes sino por la cantidad de frentes abiertos que hay constantemente, y cómo el diálogo muchas veces avanza o deja implícitas situaciones que afectan al resto de personajes e historias.

Hay mucho extra que en las novelas tiene (amplio) espacio para describir quién es, de qué casa procede y si es de Kas naranja o limón, pero en la adaptación no tiene más relevancia que la que el espectador quiera darle. Los personajes terciarios de cualquier otra serie no llaman la atención, pero el personal rápido se agobia en ‘Juego de tronos’ simplemente por saber que detrás hay 1000 páginas de información. Si precisamente algo hacen bien los showrunners es poner el foco en lo que es realmente importante en cada momento, conscientes de que no pueden abarcar toda la obra de Martin. Condensan e incluso combinan personajes para hacerlo más accesible contando lo mismo.


Acabamos de estrenar la nueva temporada y ya han florecido las primeras decepciones de algunos decepcionados con la falta de fuegos artificiales en un capítulo que recoge lo visto anterior mente y comienza a arrancar lo que vendrá, como buen primer episodio de temporada, y como bien hacían los previos arranques. En el fondo es un hándicap con el que tienen que contar este tipo de series: el hype es un arma poderosa y peligrosa.


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